LA CANCION DE LA PAZ
La canción de la paz
Cantemos al amor y a la belleza,
cantemos a la paz que es un tesoro
y cantemos a Dios, en cuyo coro,
deben cantar por siempre los poetas.
Cantemos a la luz que es alegría,
que ilumina las sombras del camino,
y llenemos de amor y poesía
los abruptos abismos del destino.
Que la espada en las manos del poeta,
por un milagro se transforme en pluma,
y que cada palabra que se escriba
sea una franja de luz entre la bruma.
Y que la balas del fusil artero,
en el aire se vuelvan mariposas;
que de la herida del cordial venero,
vierta la sangre con olor a rosas.
Una sangre por Dios iluminada,
una sangre de amor enternecida,
una sangre de patria conmovida
y por sus propios hijos lacerada.
Cantemos, oh poetas, a la vida,
cantemos al amor y a la esperanza,
que por cada destello de la herida,
sea un cauterio divino la palabra.
Que haya una oración en cada espiga
y en las mesas el pan de cada día,
en cada boca una sonrisa amiga
y en cada corazón la poesía.
Cantemos, oh poetas, con el alma,
la canción de la paz y la bonanza,
para que Dios bendiga la familia
y con ella enaltezca nuestra patria.
¡Cantemos, oh poetas,
mientras haya
canciones en el alma!