VIAJE HOMÉRICO
Viaje Homérico
Por estos versos surca un barco
y el mar en que navega
es un vacío de cielo sin estrellas.
La nao de los sueños
enarbola velámenes de espuma
que se deshace en el azogue de la aguja náutica
y el poeta - capitán insurrecto de su mundo interior –
avanza ciego hacia un palacio de cristal
donde Circe lo espera.
Lleva por brújula una mariposa
y sobre el pecho la Rosa de los Vientos.
A veces se detiene en alguna ínsula de ensueños
para surtir de estrellas sus bodegas
y beber en las copas de las musas
el vino generoso de los símbolos.
Entonces su delirio se hace evanescente
se diluye en el tiempo
y sus versos como gaviotas cristalinas
devoran peces de nostalgia.
Desde la atalaya del mástil ilusorio
adivina caminos
y avizora distancias.
En los redondos pechos de los cocoteros
bebe la leche blanca de los sueños.
Después reanuda el viaje
con un haz de crepúsculos a bordo.
Y sueña en Circe la maga que lo espera
para hacerle el amor hora tras hora.
Y como Ulises solitario sin cesar navega…
“sin embargo la lucha continúa interminable
contra las severas legiones del olvido”.
En estos versos breves
sin tiempo y sin espacio
la vida canta un himno silencioso.
Un grito lacerante se pierde en la penumbra
y un llanto lento invade los prados del silencio.
Es una sombra apenas el poeta.
Ulises vago Ulises divagante
amado de sirenas y quimeras
perdido en alta mar con el velamen roto
sin ti timón y sin remos.
Ulises derrotado Ulises olvidado Ulises roto.
Solo con el amor y la esperanza
girando arrebatado
por aquel remolino de los sueños.
por aquel remolino de los sueños.