ODA AL SOLDADO DORMIDO
Oda al Soldado Dormido
Por entre abruptas breñas
y horrendos peñascales
un río tormentoso sus
aguas precipita
y en el angosto valle
de dorados juncales
un Soldado tendido
parece que dormita.
El sol, desde la altura,
con su rayo inclemente
rubricando en las ondas
reflejos funerales,
pone un haz de luceros
sobre la altiva frente
del soldado abatido
que duerme en los juncales.
Un viento sordo
azota los rudos farallones
estremecido el tedio
sombrío de la hora;
rondan, torno al soldado,
azules moscardones
y junto a un rifle yace
la exhausta cantimplora.
No se mueve el soldado
en su plácido lecho
con lenta mansedumbre
lo abanican las hojas;
dos heridas de bala
en su robusto pecho
florecen, tumefactas,
como dos rosas rojas.
!Cómo conturba el alma
la Patria atormentada
por la oscura violencia
que agita la pasión,
cómo clama a la altura
la sangre derramada
por los "nobles Soldados
que cuidan la Nación"